Para la Superintendencia de Industria y Comercio, el cliente casi siempre tiene la razón. Al menos así queda evidenciado en las decisiones que toma diariamente.
Echando un vistazo a las decenas de sentencias que producen las delegaturas del ente de vigilancia, se puede evidenciar que los reclamos por lo general son resueltos a favor de los usuarios.
Para la muestra, Dinero.com le enseña una lista de algunos casos en los que, por ejemplo, los almacenes de cadena han tenido que devolver sumas irrisorias a un cliente por demandas relacionadas con publicidad engañosa o cobrar de más.
Por solo $590
Gabriel Franco compró en un establecimiento de Pereira unos ‘nuggets marca Carrefour’ que se anunciaban con un precio de venta de $5.490 en el periodo comprendido entre el 13 y el 30 de enero de 2012, pero al revisar su factura, encontró que le había cobrado $6.080. La firma no refutó las pruebas presentadas por el usuario y cumplió la orden de reintegrarle el diferencial de $590.
¿Y el descuento?
Cuando Johanne Schaer quiso aprovechar una promoción del 50% de descuento para la compra de la segunda unidad de bebidas lácteas de la misma marca y referencia en Carrefour, se encontró con una ingrata sorpresa: en la letra pequeña de la publicidad decía “no aplica en la sección de perecederos ni leches”. Al encontrar que el cliente estaba en lo cierto, la Superintendencia ordenó hacer efectiva la promoción. Además, le pareció muy extraño que la promoción excluyera los alimentos perecederos, teniendo en cuenta que se trataba de lácteos.
Un solo zapato
Gloria Robledo se acercó a uno de los almacenes Éxito para comprar ‘baletas despuntadas con correa’, cuyo precio aparecía expuesto como $29.950 por unidad y dos por $59.900. Para aprovechar la promoción, decidió adquirir dos de estos productos, pero al momento de ser facturados le cobraron $119.800, por lo que se quejó. La respuesta fue que ese era el precio correcto, porque el valor unitario se refería a cada baleta y no a cada par. Esto la hizo desistir de la compra. La publicidad inducía al error, motivo por el cual la Superintendencia le ordenó al Éxito mantener la oferta.
Otra bicicleta
Falabella tuvo que devolver $144.800 de una bicicleta que compró Leonardo Jiménez por internet, pero recibió una de otra referencia. Aunque pidió el cambio, después de ocho solicitudes telefónicas no se lo hicieron, lo que le valió a la empresa tener que entregarle el dinero al usuario.
Cédula perdida
Al hacer efectivo un cambio en Falabella de un DVD que no cumplió con las especificaciones que decía el empaque, Edison Ayala olvidó un cable HDMI en su casa, por lo que dejó como prenda su documento de identidad que sería devuelto una vez entregara el elemento. Cuando en el almacén verificaron que el DVD no traía dicho cable, al usuario le entregaron otro DVD, pero esta vez olvidó reclamar su documento. En la oficina de devoluciones nunca apareció la cédula, por lo que la Superintendencia de Industria ordenó a Falabella asumir los $34.000 que le costaba al cliente la expedición del nuevo documento.
Estos son apenas cinco ejemplos de las sentencias que les han dado la razón a los clientes, independientemente de que las cuantías de los reclamos no sean tan altas. En muchos casos, el valor a pagar por la empresa es mucho menor que el que conlleva el trámite de las demandas.
Fuente: Dinero.com