Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Un par de penosas divas hacen un espectáculo tragicómico a la entrada de La Ruana de Juana para atraer incautos como nosotros. Ya una vez adentro las cosas son a otro precio. Después de cobrar el cover, te informan que hay un consumo mínimo por persona* y como si eso no fuera todo, al final de la noche sabremos que no nos darán factura por nada del mundo.
El mesero se dedica a preguntar por más trago mientras baila el «perreo» con cualquiera de las mujeres solas que van al famoso bar-discoteca de la zona rosa en Medellín. Al final de la noche nos dice que valor es tanto y le pedimos que nos traiga la cuenta, nos dice que no es posible antes de pagar, que debemos pagar para que nos traiga la cuenta. Insistimos y nos trae una precuenta, nos sin antes hacernos cara de chichipatos.
En la precuenta aparecen tres gaseosas que nadie sabe quién se tomo, Luis -el «perreador»- nos dice que sólo pueden ser nuestras pues las chicas con las que él bailaba no tomaron gaseosas. Nos mandan otro amigo a cobrar pues tienen afán. Ya las luces están encendidas, no hay música y la gente va de salida. Le pagamos y nos dice que ya nos trae la factura y la devuelta. Pasan 20 minutos y el bar está casi vacío. Nada de la factura y la devuelta.
Voy y le pregunto que pasa y me dice que se demora todavía ¿Pero cómo si ya van a cerrar la discoteca y han pasado 20 minutos? esperamos 10 minutos más, media hora en total, y nadie nos trae ni la devuelta ni la factura. Supongo que saben que son pocos los que quieren terminar una noche de fiesta y celebración con una pelea. Tienen razón. Nos vamos.
*En Colombia es ilegal acctualmente cobrar cover y luego pedir consumo mínimo.