Aprendiendo a comprar menos


La mayoría de personas realizamos nuestras compras motivados por la emoción del momento. Se compra y luego se justifica la decisión. Un estudio realizado por el psicólogo, Javier Gómez, autor del libro “Sabes Por Qué la Gente Compra”, muestra que “el 98% de las personas compran productos o servicios por emoción y posteriormente justifican esas compras racionalmente”.

El portal FinanzasPersonales.com.co publicó la clasificación que hace Gómez de los consumidores y sus tendencias. Averigüe usted mismo si hace parte de alguno de ellos y si esta de acuerdo con esta forma de catalogar el pensamiento, la emoción y la acción del consumidor

  1. Comprador racional: Planifica y medita su compra. Llevado por la necesidad de adquirir un objeto o servicio. La persona investiga el precio adecuado a su presupuesto, la marca más idónea para su necesidad e incluso ubica el día de la semana que más le favorece para adquirir lo planeado.
  2. Comparador impulsivos: Compra emotivamente. La persona llevada por el gusto del momento compra sin cotejar precio, calidad, ni presupuesto.
  3. Compradorcompulsivo: Compra por impulso sin poderse controlar. Considerada como enfermedad, la persona siente placer al comprar seguido de un sentimiento de culpa. Compra lo que ve sin mayor reflexión. Adquiere objetos inútiles o que no le gustan y gasta más de lo que puede.

El comportamiento de compra y consumo está motivado por la percepción. Los estímulos de marketing que reciben nuestros sentidos crean la idea de insuficiencia, la cual es necesaria suplir con la adquisición de un producto. Como diría el psicoanálisis, la idea de La falta.

Según el psicólogo, Abraham Maslow, creador de la teoría de la motivación humana y la conocida pirámide de necesidades, la mayoría de personas priorizan sus necesidades en el siguiente orden: las necesidades físiológicas, la seguridad, el sentido de pertenencia, la reputación y el prestigio, las necesidades de estima y por último la autorrealización.

Es así como las personas terminamos comprando por diferentes motivos, de acuerdo al estado de necesidades en el que nos encontremos según la pirámide de necesidades de Maslow. Así podrían clasificarse nuestros disparadores de consumo en:

-Deseo de reconocimiento: Las personas quieren ser prestigiosas así que compran aquello que les garantiza exclusividad.
-Codicia. Nunca es suficiente lo que se tiene. Siempre existe la necesidad de adquirir algo más, diferente y a la moda.
-Amor. Hacer feliz a su pareja o familia, cuidar su seguridad y festejar los días especiales incita a la compra.
-Competencia. Tener lo último, lo más caro, lo más fino, viajar, ser el mejor vestido o tener el mejor cuerpo es una forma de sentirse ganador.
-Comodidad. Sentirse a gusto en los lugares habituales hace que las personas inviertan en la cama más grande y suave, una silla amplia de materiales finos, televisores de dimensiones grandes y carros con el mayor lujo posible.
-Miedo. Temor a no poder disfrutar y tener lo que los demás tienen. Miedo a morir sin disfrutar los beneficios de la vida.

¿Se puede y deben evitar las compras?
Cada quien puede tener su punto de vista sobre ésto y considerar en qué punto es una exageración o una adicción. Para la psicología está básicamente en la pérdida de control y la incapacidad de parar de comprar. Bien sea desde una perspectiva liberal o desde una perspectiva social, las compras hacen parte del engranaje económico de una sociedad. Desde una de libre mercado con mayor presencia o desde una Estatal con mayores regulaciones. Para María Fernanda Cala, psicóloga del consumidor y especialista en mercadeo, unos tips para evitar el consumismo, son:

  • Disponga de un día en especial. No vaya todos los días de compras. Lo ideal es planear, así limita la posibilidad de comprar sin ninguna reflexión.
  • Coma antes de comprar. Somos más vulnerables y menos selectivos a la hora de comprar y valorar los precios cuando estamos hambrientos.
  • Realice una lista. Esto evita que se compre artículos innecesarios.
  • Tenga en cuenta su presupuesto. Gaste solamente lo que pueda para su compra.
  • Tómese su tiempo. La persona que va de manera rápida hacer compras suele adquirir los artículos sin evaluar precios u opciones.
  • Sea un comprador informado. No se deje llevar solo por la publicidad y las ofertas. Indague sobre el producto y el precio antes de comprarlo.

El cliente que le ganó $590 a Carrefour y otros casos similares


Para la Superintendencia de Industria y Comercio, el cliente casi siempre tiene la razón. Al menos así queda evidenciado en las decisiones que toma diariamente.

Echando un vistazo a las decenas de sentencias que producen las delegaturas del ente de vigilancia, se puede evidenciar que los reclamos por lo general son resueltos a favor de los usuarios.

Para la muestra, Dinero.com le enseña una lista de algunos casos en los que, por ejemplo, los almacenes de cadena han tenido que devolver sumas irrisorias a un cliente por demandas relacionadas con publicidad engañosa o cobrar de más.

Por solo $590

Gabriel Franco compró en un establecimiento de Pereira unos ‘nuggets marca Carrefour’ que se anunciaban con un precio de venta de $5.490 en el periodo comprendido entre el 13 y el 30 de enero de 2012, pero al revisar su factura, encontró que le había cobrado $6.080. La firma no refutó las pruebas presentadas por el usuario y cumplió la orden de reintegrarle el diferencial de $590.

¿Y el descuento?

Cuando Johanne Schaer quiso aprovechar una promoción del 50% de descuento para la compra de la segunda unidad de bebidas lácteas de la misma marca y referencia en Carrefour, se encontró con una ingrata sorpresa: en la letra pequeña de la publicidad decía “no aplica en la sección de perecederos ni leches”. Al encontrar que el cliente estaba en lo cierto, la Superintendencia ordenó hacer efectiva la promoción. Además, le pareció muy extraño que la promoción excluyera los alimentos perecederos, teniendo en cuenta que se trataba de lácteos.

Un solo zapato

Gloria Robledo se acercó a uno de los almacenes Éxito para comprar ‘baletas despuntadas con correa’, cuyo precio aparecía expuesto como $29.950 por unidad y dos por $59.900. Para aprovechar la promoción, decidió adquirir dos de estos productos, pero al momento de ser facturados le cobraron $119.800, por lo que se quejó. La respuesta fue que ese era el precio correcto, porque el valor unitario se refería a cada baleta y no a cada par. Esto la hizo desistir de la compra. La publicidad inducía al error, motivo por el cual la Superintendencia le ordenó al Éxito mantener la oferta.

Otra bicicleta

Falabella tuvo que devolver $144.800 de una bicicleta que compró Leonardo Jiménez por internet, pero recibió una de otra referencia. Aunque pidió el cambio, después de ocho solicitudes telefónicas no se lo hicieron, lo que le valió a la empresa tener que entregarle el dinero al usuario.

Cédula perdida

Al hacer efectivo un cambio en Falabella de un DVD que no cumplió con las especificaciones que decía el empaque, Edison Ayala olvidó un cable HDMI en su casa, por lo que dejó como prenda su documento de identidad que sería devuelto una vez entregara el elemento. Cuando en el almacén verificaron que el DVD no traía dicho cable, al usuario le entregaron otro DVD, pero esta vez olvidó reclamar su documento. En la oficina de devoluciones nunca apareció la cédula, por lo que la Superintendencia de Industria ordenó a Falabella asumir los $34.000 que le costaba al cliente la expedición del nuevo documento.

Estos son apenas cinco ejemplos de las sentencias que les han dado la razón a los clientes, independientemente de que las cuantías de los reclamos no sean tan altas. En muchos casos, el valor a pagar por la empresa es mucho menor que el que conlleva el trámite de las demandas.

Fuente: Dinero.com

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